Tocó despedirse de Chiang Mai y pillar vuelo hacia Koh Samui. La idea era ir a Koh Tao, pero el avión no llegaba para pillar el último ferry. Al no poder ir a Koh Tao, hicimos noche en Koh Samui.
Pues llegamos sobre el mediodía y después de instalarlos, nos fuimos al primer chiringuito de playa que hubiera al lado del alojamiento. Y lo encontramos casi al lado: el HUA KATI CAFÉ. Nos gustó tanto, que solo conozco eso de Koh Samui. Un bar en la playa, con mesas y pufs mirando al Pacífico. Pues ahí estuvimos des del mediodía hasta la noche.
Bien tempranito pillamos el ferry hasta Koh Tao. Allí, gracias a Antonio, teníamos el contacto de Rocío: una chica de Pozoblanco que tiene un negocio de submarinismo en Koh Tao. Al llegar a Koh Tao, la pudimos conocer en persona, y allí nos ayudó un montonazo a instalarnos en la isla. Pero nos dijo que había que darse prisa que nuestra primera inmersión era ¡ya!
Dicho y hecho, en unos minutos los chicos de LA BOMBONA DIVING ya estaban haciéndonos el briefing y dándole a Antonio las nociones básicas para su bautizo. Rocío, que es un encanto, nos trajo cafés con leche y unos bocatas buenísimos, para no perder tiempo. Y a la vez, nos dio a entender que después del bautizo, tendríamos otra inmersión.
Me encantó el plan. Todo nuestro viaje estaba bastante organizado, excepto Koh Tao que nos dejamos llevar. Y así fue...nos dejamos llevar por el encanto de la isla y por el equipazo de La Bombona.
Aluciné con el trajín que había en el pequeño puerto de Koh Tao, un montón de barcos llenos de botellas y de buzos llegando, yéndose, subiéndose y bajándose.
Pues con nuestro instructor, subimos y nos llevaron a una playa para hacer el bautizo de Antonio. Yo aproveché para reconociliarme con el mundo submarino. Y simplemente en el bautizo aluciné con el montón de vida marina. Todo era precioso.
Después, aún con el subidón...al barco, a reponer fuerzas que en unos minutos tocaba otra inmersión. Y chof al agua. Esta vez (y como siempre) me costó compensar, menos mal que gracias a Juanjo (nuestro instructor) me ayudó y consiguió que me relajara y pudiera hacerlo sin problemas.
Más y más peces, muchísimos corales, gusanos raros, erizos, paredes enormes...GENIAAAAAAAAAL.
Delante de LA BOMBONA DIVING hay un bareto que nos dio la vida. Unas cervezas relax y Juanjo nos recomendó cositas ways para hacer e ir durante el día que nos quedaba en Koh Tao. Así que le hicimos caso y fuimos a cenar a LA BARRACUDA.
Al día siguiente alquilamos una moto y unas gafas para hacer snorkel y nos cruzamos la isla (10 minutos). Fuimos a unos miradores y luego llegamos a Freedom Beach playa preciosa donde hicimos snorkel. ¡ALUCINANTE! Más corales y un montón de vida submarina. Antonio llegó a ver un tiburón de punta negra y yo pude verlo de refilón.
Luego nos fuimos a comer al restaurante que nos recomendó Juanjo. Y después de comer...moto y para Shark Bay a ver tiburones y tortugas. Tiburones no vimos, pero tortugas marinas sí. Hasta 4 o 5. Alucinante.
Volvimos a dejar la moto y para LA BOMBONA que nos habían invitado a una barbacoa. Allí estuvimos cenando, disfrutando de la playa y del Pacífico, y participando del buen rollo de la Bombona y de los clientes y trabajadores. Y sobretodo disfrutando de la compañía de Rocío, que es una persona realmente encantadora.
Aunque solo fueron 2 días en Koh Tao, las sensaciones de esos dos días son muy grandes e intensas. Me encantó todo: la isla, ir en moto, Rocío, mi reconciliación con el submarinismo, el fondo del mar, la de peces que vi, las tortugas...TODO. Visita mega oblidada.
TIENEN RAZÓN LOS DE LA BOMBONA, KOH TAO TIENE ALGO QUE ATRAPA.
Pero todo se acaba y tuvimos que pillar el primer ferry para Koh Samui para pillar un vuelo hacia la útlima parada...PHUKET.
Clicando la foto tenéis el enlace a la web de LA BOMBONA DIVING porque son un equipazo bien capitaneado por Rocío.