Última parada: Frankfurt am Main. Después de despedirnos de Núremberg, pillamos un tren (o mejor dos) que nos llevaba a Frankfurt am Main. Tres horas y media en tren regional (que no se hicieron muy pesadas) nos separaban de de Frankfurt.
Llegamos al hotel, que estaba super bien ubicado, y nos dirigimos a la calle o avenida Zeil: una avenida grandiosa llena de tiendas y centros comerciales. Esa zona de Frankfurt me recordó a Barcelona: muchas tiendas, mucha gente y mucha diversidad.
Caminando por las calles llegamos al majestuoso río Main. Es un placer sentarse en su orilla con unas cervezas y disfrutar de ver la gente que pasa, de las vistas de los rascalcielos de Frankfurt... De hecho la cerveza a orillas del Mail la hicimos todos los días. Un placer. Os recomiendo si vais a Alemania pillaros una mantita o un pareo de esos grandes rollo playa, pq hay miles de espacios verdes donde podeis tumbaros a relajaros y disfrutar. Para nosotros fue la salvación.
Lo que más me gustó de Frankfurt fue el Innerstad, casco viejo de la ciudad. Allí está todo concentrado: Opera, río, Ayuntamiento, Fuente de la Justícia... Vamos todo. Por eso tampoco recomiendo gastarte dinero en abono de transportes ya que se puede hacer perfectamente caminando.
Nos acercamos a los jardines (Palmengarten) pero cierra a las 18'00 así que nos los vimos, y nos pegamos una cerveza en el Main para aliviar la tristeza de no ver los jardines jejeje.
La verdad que el centro de Frankfurt es muy bonito, pero ya está. Nosotros fuimos dos días y nos sobró muuuucho tiempo. Un día en Frankfurt es más que suficiente, creo yo. Pero es una ciudad preciosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario